Autor: Levante-EMV
Fecha: 20/09/2011
Los bomberos tuvieron que acudir el pasado domingo por la mañana al vertedero clausurado de Olocau tras producirse varias explosiones y liberarse a la atmósfera diferentes gases tóxicos. La cercanía de una urbanización provocó que se encendieran todas las alarmas y la intervención de representantes de varias administraciones, entre ellos un técnico de la Conselleria de Medio Ambiente y la Policía Local de Olocau.
Los bomberos quemaron parte del basurero clausurado y tras controlar la fuga de gases taparon el agujero con tierra, según varios testigos presenciales. No es la primera vez que se producen explosiones en este basurero gestionado por Girsa, la empresa mixta participada por la Diputación de Valencia, que selló y clausuró la instalación en 2002.
De hecho, tras varias denuncias vecinales el Departamento de Química de la Guardia Civil realizó un demoledor informe toxicológico del aire de la zona en 2005. Los agentes detectaron todo tipo de gases tóxicos en la atmósfera entre los que destacan el benceno, o-xileno, trimetilpentano, tolueno y etilbenceno. En sus conclusiones los agentes de la Benemérita aseguraban que "los compuestos orgánicos detectados a altas concentraciones pueden provocar irritaciones en los ojos y la piel. También pueden afectar al sistema respiratorio y sistema nervioso central". Además, recordaban en el estudio que estos gases "pueden formar mezclas explosivas con el aire".
El Ministerio de Trabajo tiene contemplados algunos de estos gases como peligrosos si se inhalan repetidamente. Por ejemplo, una exposición corta al tolueno irrita el sistema respiratorio y puede causar depresión en el sistema nervioso y arritmia cardíaca con pérdida de conocimiento y en algunos casos la muerte.
Al daño que pueda generar en los residentes de la zona se le añaden las constantes explosiones producidas por el contacto de los gases en el aire. De hecho, no es extraño ver en el vertedero clausurado grietas por donde emanan estos humos. Las grietas, provocadas por deflagraciones son tapiadas por técnicos de Girsa que habitualmente acuden con una máquina para echar tierra encima. Un paseo por la zona, cercana a la urbanización La Lloma de Olocau y a los pies de la Calderona, es suficiente para percibir el fuerte olor a gas. En la zona residen unas mil personas.
Fuente: Levante-EMV.